Esto que le cuento no es tema de una película, sino historia real que viví, hace unos días, me encontraba a 450 Km. aproximadamente de mi ciudad y me dirigía a la terminal para comprar un boleto de regreso, el bus tenia hora de salida 11:50 PM, faltaba mucho tiempo, era por el mediodía, pero era tanto la ansiedad por regresar, que me dispuse alquilar un auto, que me constaría el doble del valor del boleto, pero no importaba, lo importante era llegar temprano a casa, era las 5:00 PM o un poquito mas, cuando solo se había recorrido unos cuantos Km., estuvimos a punto de tener un accidente fatal, “ un transeúnte que cruzaba, delante de unos elevados el conducto que además había tomado unas copas, y a una velocidad por encima de 100, prácticamente hizo una maniobra para no atropellarlo, pero se colocó en la senda contraría realizando otro giro a la derecha con el peligro que estuvimos a un tanto de salir de la carretera y caer cuneta abajo”, ese fue el primer susto, de pronto comenzó a llover muy fuerte, casi no se veía, y aun con el corazón 120 pulsaciones le recomendamos al chofer detener y pasar la tormenta, en un lugar seguro, al rato continuamos viaje, y después de otros pesares acontecidos que no describo para ser muy largo la narración, ocurrió otro problema las luces del auto fallaron y nos encontramos oscuros en la autopista, se pueden imaginar el peligro en que nos encontramos, estuvimos en esa situación alrededor de 30 minutos, transitando a 30 40 Km. aproximadamente, hasta llegar a un serví centro y poder solucionar el problema eléctrico, continuamos marcha para la capital, y nos esperaban otros acontecimientos, como se descargó la batería y perdimos 2 hora en eso, nos quedamos sin combustible, y cuando solucionamos estos y continuamos marcha, nos quedaban dos sustos más, ya en las primeras horas de la madrugada, de momento un hueco que había en la carretera, hizo que el chofer realizara una brusca maniobra pero para sorpresa, al cortar hacia la derecha erróneamente había en la orilla de la carretera un mamífero del ganado mayor que por poco golpea y al cortar hacia la izquierda otra vaca paseando, eso obligo a otro giro a la izquierda, chapeando unas pequeñas plantas ornamentales que se encontraban como separador central, se pueden imaginar como fue ese momento, después de lo ocurrido, todo es anécdotas y risas, pero pensé que ahí llegaba, le di gracias a Dios, por no permitir que nada ocurriera, finalmente llegue a mi ciudad, nuevamente di alabanzas a Dios Todopoderoso, de esto saque mis experiencias para la próxima, no cambiar camino por vereda y a veces el refrán de que la luz de adelante es la que alumbra, en este caso no alumbró.